No existe nada comparable a la montaña invernal.

Cuando la nieve retoma su lugar, el mundo alpino experimenta una transformación radical; las líneas del paisaje recuperan su pureza; el silencio, su gravedad; el alpinista, sus retos, y el esquiador, su terreno de juego favorito, es decir, las pistas preparadas con las travesías, sin caminos fijos o marcados.

En lo que se refiere a las pistas, la oferta en España es muy generosa; en concreto en Los Pirineos existen un total de 64 estaciones de esquí, de las que una veintena son españolas y el resto pertenecen a Francia y Andorra.

Para los más aventureros, el esquí de travesía es un excelente medio de explorar con absoluta libertad los blancos dominios de las montañas. La magia de la nieve se experimenta de una manera total, con efectos muy relajantes, según se va creando el camino, desvelando perspectiva que en invierno en el Pirineo es mayor pero más rico en sutilezas.

En conclusión, si eres un amante del esquí no dudes en practicarlo en cualquiera de los lugares acondicionados que te ofrece España.

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