La gastronomía ha sido también uno de los puntos fuertes de Francia, donde se destaca la buena mesa y forma parte de su patrimonio cultural nacional.

En cada una de las regiones francesas se ofrecen especialidades tanto de cocina tradicional como de la nueva corriente que ha llegado de la mano de chefs  renombrados.

La “Nouvelle cuisine”, surge en el siglo XX durante los años setenta como una alternativa a las tradicionales comidas con ingredientes calóricos y muy caros. Su propuesta fue la de una comida más liviana y porciones más pequeñas con la particularidad de una presentación donde se caracteriza lo artístico.

El desayuno francés es bastante ligero y por lo general consiste en un par de croissants o pan y café o chocolate caliente.

También el almuerzo, que estila tomarse entre las doce y la una de la tarde se caracteriza por ser ligero. Antes de la cena se suele servir un aperitivo y luego la comida principal que se lleva a cabo de forma tranquila y sosegada.

Entre los platos tradicionales que se sirve en los café de toda Francia se destaca el croque monsieur (sándwich de jamón y queso), en tanto que en las llamadas patisseries pueden comprarse pastas y sus famoso crepes.

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