Turismo de la Naturaleza

 
 

Pocos lugares como la cordillera entre Francia y España ofrecen tantos recursos a los amantes de lo antiguo. Sus cumbres y ríos encajonados entre barrancos posibilitan llevar a cabo diversas actividades cuyo auge es cada vez mayor. Así, lo que hasta antes era una dificultad, hoy en día se ha convertido en retos deportivos que poder superar.

Los deportes acuáticos que más se practican son el piragüismo, el descenso de las aguas turbulentas en un hidrotrineo con las piernas sumergidas, y la variedad más popular, el rafting.

Una versión muy completa del deporte de aventura la proporciona el descenso de barrancos, o lo que es lo mismo, el arduo seguimiento de la corriente de ríos encañonados. Esta actividad que implica nadar, caminar y, a veces descender con cuerdas, cuenta además con escenarios realmente privilegiados.

Pero la búsqueda de sensaciones fuertes no terminan en los ríos, puesto que el conocido como puenting consiste en lanzarse al vacío con una cuerda desde un puente, y se trata de una práctica muy difundida en la comarca.

También hay numerosos adeptos el parapente, modalidad de vuelo en un paracaídas controlado, que requiere una preparación adecuada, y con la práctica del mismo tendrás la posibilidad de disfrutar de las bellas vistas de estos lugares tan singulares.

La bicicleta es el mejor medio de transporte para acercarse más tranquilamente a las bellezas naturales de la cordillera. Hay rutas de todo tipo, incluidas las duras pendientes que son todo un clásico año tras año del popular Tour de Francia.

Aunque no hay que asustarse, pues existen circuitos adaptados a todos los niveles: desde los más básicos hasta los más avanzados.

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